
De entre todos los recursos naturales disponibles para tintar hilo o tela, el que hemos tenido más accesible ha sido la nuez. También es en teoría uno de los tintes naturales más sencillos de aplicar ya que no necesita de mordiente para dar a un textil tonos tierra partiendo de uno blanco o crudo.
Al principio no teníamos muy claro con que parte de la nuez se realiza el teñido, ya que al parecer se puede hacer con casi todas las partes del árbol, incluido los frutos, o más bien sus cáscaras.
Salimos al campo y nos dedicamos a recoger nueces además de investigar si teníamos en las cercanías más plantas con potencial de tinción.

Reunimos abundantes frutos aún verdes, los pelamos para usar la piel exclusivamente y preparamos una cazuela para llevar a temperatura de ebullición esta especial "sopa". La proporción que usamos de materia tintórea fue de 1 a 1, osea tanta cantidad de materia como peso de tejido a teñir.
Procuramos en todo momento que no llegase a hevir. Una vez obtenido el color casi negro del caldo, introdujimos una madeja de hilo de algodón y la mantuvimos a fuego lento (cercano a ebullición) durante varias horas.

El resultado final ha sido un hilo de un tono de nogal claro. Ya que al secar el hilo, la tinción ha ido aclarando hasta llegar a ese color.
Para obtener tonos más oscuros tendríamos que repetir la tinción, o bien posiblemente haber usado más cantidad de materia orgánica como base del tinte.
Otro experimento que queríamos haber hecho es tintar con los frutos del endrino, que en teoría dan colores violetas, pero eso será en otra ocasión, ya que la temporada de este fruto ya ha pasado.