El Baúl de los Hilos

Andábamos un poco a falta de qué hacer y nos dijimos... ¿Por qué no?.
¿Y si hacemos un baúl para guardar los telares?.

¡Pues a ello!. Comenzamos a buscar los materiales que creíamos necesarios o aquellos que nos diesen una idea atractiva. Así, tras varios golpes de suerte nos hicimos con unos retales de cuero que alguien había deshechado, unos herrajes de puerta "antiguos" o viejos, clavos de hierro forjado y con la suficiente madera para hacer un par de baules (sólo hemos hecho uno de momento). A todo este material "reciclado" hubo que añadir un montón de lija, cola de carpintero, cera y para dar el acabado final con el cuero, tachuelas.

Las medidas las elegimos en función del tamaño de nuestros telares, tanto para meter los de tablet weaving incluyendo el propio peine, como los aztecas y demás artilugios. La idea básica del baúl la tomamos del foro de un grupo de recreación medieval. Las medidas exteriores son de aproximadamente 80 cm de largo, 35 cm de fondo y 50 cm de alto. Como se ve en la foto la caja del baúl está elevada respecto al suelo unos 8 a 10 cm, así que el espacio útil en altura es de unos 40 cm.


La madera la obtuvimos de un suelo viejo que retiraron y que tenía un triste destino, es por esto que nos costó mucho trabajo el recuperarla y adecentarla. Eran tablas de tarima muy viejas, resecas (se astillaban con facilidad en las vetas) y con alguna zona que denotaba ataque por xilófagos. Debido a su origen como tarima, no eran listones lisos en sus cantos, cosa que nos venía bien a la hora de ensamblar unas con otras, pero que afeaban el resultado final, ya que en las esquinas del baúl se veía el engarce de unas tablas con otras. Para evitar esto pensamos en un principio usar lámina de metal, pero no dábamos con las del grosor y características que buscábamos, así que si le sumamos a esto que encontramos un pequeño alijo de cuero...

Pues eso, que al final le dimos otra solución, ocultando el engarce de las tablas rematando las esquinas en cuero. El color que muestra el cuero no es casual, lo anduvimos tiñendo hasta dar con el tono que más nos gustó.

Los herrajes y clavos también son de otro alijo, recuperado de unas puertas que alguién decidió arrojar a la basura. Son los típicos que se encontraban en las puertas del pueblo de los abuelos y que tienen/tenían varias capas de pintura (por lo general de color marrón/canela). Las capas de pintura salían bastante bien a golpe de martillo primero y con bisturí después (para eliminar las motas reveldes). Lo de los clavos es otra historia, unos salen de primera y otros pierden la cabeza... así que conseguimos rescatar un 60% a groso modo, pero los suficientes para colocar los herrajes en su sitio, una vez enderezados a base de martillo y yunque.

El resultado final...



1 comentarios:

Axil dijo...

¡Qué majo os ha quedado!